En esa época estaba de baja laboral por graves problemas con mi bipolaridad.
Me detectaron el transtorno bipolar con 46 años. El más grave que hay que es el tipo 1.
Se que nací bipolar pero no sabía que me pasaba.
Buscad en rl menú «mundo bipolar». Allí sabréis que es ser bipolar a partir de mi experiencia.
Vivo en Igualada, pero yo y un hermano mío cuidábamos a mi padre que tenía 89 años en la casa familiar de Vallbona d’Anoia.
Iba hacía Vallbona desde Martorell con mi hijo después de dejar a mi pareja, que es de Guinea Ecuatorial, a la Seat ee Martorell. Se dedica a la limpieza.

Eran cómo las 5:30.
El camino más rápido a Vallbona d’Anoia desde allí, es tomar la carretera que va d’Esparreguera a Piera y allí la que va a Vallbona d’Anoia.
Antes de una curba cerrada de izquierdas, tuve un apagón de unos 5 segundos.
Por suerte, me desperté de golpe y dije «ostias, la curva».
Iba cómo 80 a km/h. Di un volantazo y el coche volcó hacia la derecha.
Mi hijo iba en su sillita de ese lado. Tenía 9 años.

Gracias que pude hacerlo, porqué sino hubiéramos chocado frontalmente y de forma violenta contra un talud de tierra.
El coche fue deslizándose un buen rato hasta que se paró.
Lo primero que miré es cómo estaba mi hijo. Me contestó que con un chichón pero bien. No lo vi asustado. Yo tampoco lo estaba. Lo bajé de la sillita y llamé a emergencias.
Tardaron 30 minutos. Estábamos de pie y nos sacaron por una ventana.
Dijeron, al ver cómo había quedado el vehículo, que habíamos tenido mucha suerte de salir casi ilesos. Yo con magulladuras y mi hijo con un chichón.
Vinieron 2 ambulancias y nos llevaron a Martorell.
No creo en Dios pero si en fuerzas invisibles que a veces nos ayudan y protegen.
Una de ellas me acompañaba esa noche. Simplemente lo se.